Presentaba con Solanas una película al festival de Cine, en La Habana. Si no recuerdo mal, la película se llamaba Sur. Yo estaba allí en el Hotel Nacional, sentado jugando con mi aburrimiento de niño adulto. Ella pasó, saludó a mi padre, me miró, acarició mi cara y me dijo: Vos y esos ojazos bellos. Cuando escucho una canción de ella, siento sus manos.
Mercedes, la Negra, Mi negra, descanza en paz. Espero que nos veamos y que me puedas acariciar nuevamente, pero esta vez cántame también una canción, como ahora yo la comparto con mi universo posible. Gracias por existir.